Es el primer lugar de la Federación Mundial de Ajedrez (Fide). Sin embargo, no es campeón del mundo.
Parece una estrella pop, es modelo de una marca de ropa (G-Star), fanático del Real Madrid, escucha rap, tiene página web propia, miles de seguidores en Twitter y un amplio respaldo de reconocidos patrocinadores. Es Magnus Carlsen, el prodigio noruego de 20 años que, según el último escalafón de la Fide (Federación Mundial de Ajedrez, por su sigla en francés), es el mejor ajedrecista del planeta.
Representa la nueva generación y tiene una imagen muy diferente a la de sus predecesores. Ha roto casi todos los récords y lo califican de "genio", de 'Mozart del ajedrez'.
Pero Carlsen no encaja en el prototipo de genio extravagante, que escandaliza con sus desplantes. Más bien se esfuerza en afirmar su "normalidad", rechaza los calificativos y, según sus propias palabras, procura que el ajedrez no se le vuelva una obsesión. Sabe que por esta causa varios de sus antecesores se sumergieron en el abismo sin retorno de la locura, como el legendario Pablo Morphy (EE. UU).
El noruego, que no quiere perder el polo a tierra, admitió esa posibilidad en el diario El País: "Se corre el peligro de caer en un mundo paralelo, de perder el contacto con la realidad, (de) extraviarse en el universo infinito del juego".
Desde Bobby Fischer, ningún ajedrecista de Occidente había logrado el primer lugar en el escalafón Fide y, al hacerlo, ha creado tantas expectativas que quizá pueda transformar a todo el ajedrez. El milenario juego es muy popular en Rusia, los Balcanes y la India, pero en Estados Unidos y Europa no tiene la misma aceptación que otras actividades deportivas, más espectaculares. Con Carlsen, esto podría cambiar, como casi lo consigue el malogrado Fischer.
Contra el sistema
A pesar de ser el número uno, Carlsen no es Campeón del Mundo. Mucho antes de que se adoptara el actual sistema de medición, llamado Elo (ver 'Elo, una idea húngara...'), y mucho antes de que se fundara la Fide (París, 1924), la figura del Campeón Mundial era reconocida por el universo del ajedrez, que -como actividad mental de marcado acento individualista- ha proclamado desde finales del siglo XIX a su propio monarca.
¿Por qué el noruego no es el campeón? Él ni siquiera participó en el pasado Duelo de Candidatos, que se jugó en mayo en Kazán (Tartaristán, Federación Rusa). La historia, a grandes rasgos, fue la siguiente: como un baldado de agua fría en un día de verano, Magnus Carlsen, el prodigio del ajedrez, se retiró del ciclo eliminatorio, renunciando así a seguir luchando por la corona que ostenta el indio Viswanathan Anand.
En un mensaje a la Fide, a finales del 2010, Carlsen manifestó su descontento con las reglas adoptadas para elegir al retador. La joven estrella alegaba que el sistema adoptado por la Fide no era "suficientemente moderno y justo" y que los continuos cambios de criterios y de reglas eran "desconcertantes". Por lo tanto, no jugaría el Duelo de Candidatos.
El nórdico aprovechó la misiva para declarar su inconformidad con las ventajas que se le otorgan al campeón, en detrimento de los retadores: "En mi opinión, los privilegios deberían ser abolidos en un futuro modelo, y el ciclo por el Campeonato del Mundo debería basarse en una lucha entre los mejores, bajo condiciones iguales".
Carlsen atacó así el actual formato, adoptado por la Fide, que organiza un extenuante ciclo para elegir un retador del Campeón Mundial, mientras este, que no participa en esa eliminatoria, espera y se prepara con comodidad.
La analogía con el fútbol es inevitable para el noruego, aficionado a este deporte: "Imagínese que el ganador del Mundial de Fútbol 2010 hubiese clasificado directamente para la Copa del 2014, mientras el resto tiene que luchar por su casilla". Aclaró, eso sí, que su posición "no significa ningún tipo de crítica a Viswanathan Anand, que es un digno campeón del mundo, un ajedrecista ejemplo y un oponente altamente estimado".
El mensaje causó desconcierto: Carlsen era para muchos el rival más fuerte de Anand, y una eliminatoria sín él perdía categoría. Para tranquilidad de sus seguidores, el noruego se apresuró a declarar que eso no significaba un alejarse del tablero. Por el contrario, iba a recuperar el primer lugar en el escalafón Fide y a luchar por conservarlo. Esta meta ya la logró, al imponerse a cinco maestros de élite en el torneo Regilor, en Medias (Rumania), el 22 de junio.
Sven Magnus Carlsen nació el 30 de noviembre de 1990 en Tonsberg (Noruega). A los 5 años aprendió de su padre los rudimentos del ajedrez, pero su pasión empezó a los 8. Desde entonces, rompió todos los récords. A los 13 años y 5 meses se convirtió en Gran Maestro, el más joven en ese entonces (abril de 2004). El año pasado, con 19 años y un mes, superó los 2.800 puntos en el Elo y se ubicó en el primer lugar del escalafón -por encima del Campeón Mundial-, siendo el más joven en lograrlo. Ya en el 2004 había sido el participante más joven en un Campeonato Mundial. Su asombroso rendimiento en el torneo Pearl Spring del 2009, en Nankín (China), fue calificado como el mejor de la historia.
Sus impresionantes resultados le ganaron apoyo en su país y en el exterior. En el 2010 fue muy comentada su relación deportiva con Gary Kasparov, quien fue su guía. Según dijo después, el entrenamiento de 12 meses con él tuvo un valor incalculable. "Seguiré escuchando sus consejos", comentó.
¿Se considera un genio? "No soy un monstruo. Puedo ser muy bueno en el ajedrez, pero soy una persona normal", le respondió a laTime. Ese es Magnus Carlsen, futuro campeón mundial, joven estrella que surgió del frío para enseñarnos cómo se juega al ajedrez.
Elo, una idea húngara para medir a los jugadores
El Elo es una fórmula matemática ideada por Árpád Élö (1903-1992), profesor de física de origen húngaro, para evaluar el rendimiento de los jugadores de ajedrez.
Élö desarrolló su sistema en los años 60. La Fide lo adoptó como oficial en 1970 y publicó la primera lista en 1971, encabezada por Bobby Fischer, con 2.760 puntos.
El puntaje más alto lo ha puesto Kasparov (2.851). A mediados de los 70, el profesor Élö calculó quiénes habían sido los jugadores más fuertes de todas las épocas, y el resultado fue el siguiente:
1. José R. Capablanca (Cuba), 2.725.
2. Mikhail Botvinnik, 2.720.
3. Emanuel Lasker, 2.720.
4. Alexander Alekhine, 2.690.
5. Paul Morphy, 2.690.
El noruego Magnus Carlsen superó los 2.800 puntos y alcanzó el primer lugar en 2010. Aunque el sistema Elo fue creado sin la capacidad de cálculo de los computadores actuales, ha resistido el paso del tiempo. El listado actual de la Fide lo lideran Magnus Carlsen (2.821), Viswanathan Anand (2.817), Levon Aronian (2.805), Sergey Karjakin (2.788) y Vladimir Kramnik (2.781).
SERGIO GONZÁLEZ
MAESTRO FIDE
PARA EL TIEMPO
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