'Sólo estaba interesado en seguir vivo', dijo Anand, el jueves pasado, al ganarle el Mundial de Ajedrez a Topalov.
Al ratificar su corona mundial, Viswanathan Anand reivindica el origen asiático del milenario ajedrez. Perfil del hombre que de niño hacía fila para jugar.
Cuando Viswanathan Anand retuvo su corona mundial de ajedrez, el jueves pasado, al vencer al búlgaro Veselin Topalov, su país, India, literalmente se paralizó. Las estaciones de radio y de televisión interrumpieron sus programas para darles la noticia a los 1.200 millones de habitantes. No era para menos: el triunfo fue la recuperación de un legado histórico de unos 3.000 años.
En India se ha encontrado el origen del tablero de 64 cuadros y las fichas de reyes y reinas que han sobrevivido a los juegos electrónicos más complejos y al análisis de los más sofisticados computadores actuales. Hoy, Anand es un ícono en su país y quizás es también el deportista más reconocido de toda Asia.
Su carrera ha sido ascendente, pero no sin tropiezos. Ya había fracasado dos veces en su intento por llegar a la cima: en 1995 perdió con el genial Gary Kasparov en la final del mundial de la PCA ( Asociación Profesional de Ajedrez, organización independiente creada por Kasparov) y, en 1998, cayó con Anatoly Karpov en las eliminatorias del Mundial de la Fide (Federación Internacional de Ajedrez). "Tiene mucho talento, pero le falta la tenacidad suficiente para ser un campeón del mundo", dijo, por ese entonces, el Gran Maestro Víctor Korchnoi.
Sin embargo, ese pronóstico falló. Anand se proclamó campeón mundial en el 2000 al derrotar a Alexei Shirov. Dos años después fue depuesto al ser vencido en las semifinales por Vasili Ivanchuk, y en el 2007 conquistó el título unificado (la PCA se replegó a la Fide) en el Mundial de México disputado por ocho jugadores.
Hace dos años, empero, en el ambiente ajedrecístico quedó una duda ¿Anand será capaz de sostener el título en una partida contra un solo retador? En la historia del ajedrez, el mejor casi siempre se ha definido o ratificado en un encuentro individual contra un retador, como en los legendarios duelos entre Bobby Fischer y Boris Spassky o de Kasparov contra Karpov.
De 'Niño Relámpago' a 'Rey Veloz'
Era necesario entonces que, ya unificado el mundo del ajedrez, Anand se confirmara como rey venciendo al mejor contendor posible. Así, en el 2008 derrotó al ruso Vladimir Kramnik y, con el retiro voluntario de Kasparov. El mundo de las 64 casillas reconoció a Anand como su digno rey, un monarca que el jueves pasado empezó a dictar una era. Su era.
Nació en Madrás, el 11 de diciembre de 1969. A los 6 años aprendió los fundamentos del juego ciencia y aunque a los 8 quería ser tenista, pronto dejó la raqueta atraído por la fuerza del tablero.
Gracias a su habilidad para jugar partidas rápidas, lo apodaron 'Niño Relámpago'. Según ha contado el propio Anand, aprendió a jugar rápido y preciso porque en su infancia compartía un solo tablero y un reloj con varios niños y el que perdía debía ir al último lugar de la fila en la que esperaban el turno para jugar.
En 1983 venció a Manuel Aaron, el más fuerte ajedrecista indio del momento, en tan sólo 30 minutos y le cambiaron el sobrenombre: ya era el 'Rey Veloz'. Sinembargo, en cuestión de motes, el joven 'Vishy', como se le dice frecuentemente en los medios de comunicación, prefiere que lo llamen el 'Tigre de Madrás', remoquete que él mismo se puso, según reveló hace algún tiempo, al conocer una leyenda que encontró en un antiguo templo budista:El tigre gana la partida.
El 'Cachorro' pronto empezó a transformarse en 'tigre'. En 1987, Anand ganó el mundial juvenil y la Fide le otorgó el título de Gran Maestro, el primero para un jugador nacido en la cuna del juego tras varios importantes triunfos, con un ajedrez más maduro, Anand se consagró al profundo estudio de la técnica. Agregó así a su extraordinaria intuición un amplio bagaje teórico. Los frutos empezaron a brotar. En 1991 causó sensación al derrotar en el torneo de Tilburg (Holanda) a Karpov y a Kasparov, los dos ajedrecistas más fuertes del momento.
A medida que ganaba torneos, Viswanathan se convertía en un personaje tanto o más popular que los actores de las series de televisión indias. Por eso, tras casarse con Aruna, decidió irse a vivir a Collado Mediano, una pequeña población cercana a Madrid (España), para evadir la presión de sus paisanos.
El 'abuelo' Mir Malik Sultan Khan
A diferencia de sus homólogos Kramnik y Kasparov, Anand no es fruto de una escuela y de una tradición ajedrecística como la rusa, en la que durante varias décadas se aplica un programa y un proyecto para apoyar e impulsar a los jóvenes talentos.
En India sólo se empezó a jugar ajedrez con las reglas modernas desde la segunda mitad del siglo 20 y hasta la década de los 80 ese país tuvo sólo un maestro con título Fide: Manuel Aaron. Antes, de alguna manera, una singular figura india, Mir Malik Sultan Khan (1905-1966), anunció el advenimiento de Anand. Khan era un siervo analfabeto al servicio de un coronel local, que viajó a Inglaterra acompañando a su 'amo' y allí ganó para sorpresa de todos el campeonato británico en tres ocasiones (1929, 1932 y 1933).
En los años 30 del siglo pasado, Khan logró importantes resultados distinguiéndose por su extraordinaria intuición, y entre sus víctimas más reconocidas esta el cubano José Raúl Capablanca. En 1933 regresó a la India y nunca más volvió a competir porque, según lo declaró, "el ajedrez es un juego muy difícil".
Anand no es un excéntrico solitario, como Fischer, por ejemplo. Parece más un 'yupi', un joven ejecutivo dedicado a los negocios, que obedece a una agenda rigurosa programada por su esposa, que es además su representante.
'Vishy' es diferente a Kasparov o a Topalov, siempre dispuestos a la polémica y al enfrentamiento, y aunque en el ajedrez la competencia a veces se traslada al campo personal, Anand siempre es carismático y simpático, lo que le permite tener una buena relación con la mayoría de sus rivales y con los dirigentes de la Fide.
El estilo de Anand es universal: tiene una amplia imaginación táctica que le permite idear ataques inesperados o puede permanecer agazapado en una posición defensiva, así como también planear estrategias lentas y de largo aliento. A esto se le debe agregar una poco común intuición que lo guía de manera casi milagrosa por posiciones complejas y con poco tiempo en el reloj de control. Es como un piloto automático que le permite volar bajo una tormenta.
Se le reconoce, además, su gran habilidad para jugar partidas rápidas y de blitz (de cinco minutos o menos). Es un profundo conocedor de las aperturas y de las defensas actuales y, como lo demostró en la última y decisiva partida del jueves pasado contra Topalov, sabe manejar los aspectos psicológicos de la competencia.
"Sabía que todo se decidiría a favor del que mantuviera el control de los nervios y me siento aliviado de que ese fuera yo. No pensaba en si ganaba o perdía: sólo estaba interesado en seguir vivo", declaró tras su triunfo.
Ahora, ochenta años después del retiro del genial Mir Malik Sultan Khan, su heredero el gran 'Vishy' Anand reivindica el origen asiático del milenario ajedrez.
POR SERGIO GONZALEZ*
* Maestro Fide
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